Vanidad, parte 1.

Vanidad, parte 1.
Todo cambia, menos en lo esencial. Parte I Vanidad.
Aquel día en el que estaba comprando una crepa en aquella isla del centro comercial, examiné el local, pague en efectivo y me quede pensando los 7 minutos que tarde en acabármela -por qué me sale más caro aquí que en el toldo que vende crepas en la noche fuera de su casa- el precio era ligeramente más elevado y el producto era mas pequeño y con menos ingredientes; claro que la respuesta es porque la isla paga renta y sueldos, lo que me llevo a cuestionarme lo siguiente: ¿cómo una cadena llego a ser cadena si eventualmente suben precios y bajan la calidad de producto? Continuamente abren una nueva isla en un nuevo centro comercial y así seguirá pasando lo mismo.
Dato.
Existe una tendencia en los establecimientos comerciales a la que llamo “síndrome de vanidad supeditada”, en el cual básicamente disminuyen la calidad del producto a la par del aumento del precio comercial… ¿será por las leyes del mercado? -Claro que no- pensando dije -Claro que no! Es la vanidad del mercado, que solicita al mercader que si su producto es vendible a pesar de la competencia, subir el precio no afectará la reputación de ventas.
El nuevo orden comercial ha hecho que el emprendedor crea que la dependencia de un establecimiento en el mercado debe estar más apegada a su vanidad que a la satisfacción cliente, obviamente grave error, qué acaso no han escuchado la frase de “el cliente es primero”.
-Recuerden que la vanidad es un pecado-, así escuche decir a don chettos jr cuando entendió que ya no le llegarían más clientes nuevos, y que los que aun iban sería más por costumbre y compromiso, su padre había tardado una vida en juntar tradición y fama sincera, y don chettos jr se tardo menos de 2 años, por solo cambiar la receta quitando ingredientes que eran necesarios.
-Chettos animate! Regresa a la receta anterior, te equivocaste, pero los clientes pueden regresar…
Claro que pueden regresar, las leyes del mercado tienden a ser así, efímeras, versátiles, inesperadas y todo cambia, recuerden, todo cambia, menos lo esencial, y por ultimo recuerden, la vanidad es pecado.
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